1ª EVALUACIÓN

 "LABELS ARE FOR CLOTHES"

Las opiniones, los juicios y las informaciones sobre nosotros que proceden de nuestro entorno más inmediato conforman el llamado curriculum social. Estos pensamientos, convertidos en prejuicios, parecen decidir cómo debe ser nuestro comportamiento con los demás ante diferentes situaciones de nuestra vida personal y profesional. Son las etiquetas sociales.

Inevitablemente, estas etiquetas influyen en nuestra forma en la que somos tratados o en cómo se espera que seamos o actuemos, por ejemplo “Esa chica es muy masculina, seguro que es lesbiana”. Pero, ¿cómo influyen?

Las etiquetas pueden ser un obstáculo en nuestras relaciones sociales, impidiéndonos un comportamiento asertivo por miedo al rechazo, a que nuestra forma de actuar no responda a la “etiqueta” que tenemos. Pueden ser contraproducentes porque una etiqueta siempre es limitadora; les damos credibilidad y actuamos conforme a ellas

Einstein decía que era “más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”. Así es. Es muy difícil, pero no imposible.

Las etiquetas siempre distorsionan a la persona. Aunque a veces las conductas se ajusten a esa etiqueta, la persona NO es la etiqueta

No debes olvidar que no solo nosotros recibimos etiquetas, también etiquetamos a personas. Emitimos juicios, valoraciones, pensamientos que, como tales, son subjetivos. Las etiquetas están en nuestra vida diaria, prejuzgamos a las personas etiquetándolas y escuchando las etiquetas que les han puesto otros, ya sea por su raza, su sexualidad o religión, siendo algo de lo que nos deberíamos desprender si queremos tratar a una persona tal y como es, puesto que esta forma de actuar sólo esconde discriminación.